Estaban tres cubanos sentados en un banco de una plaza en La Habana y en determinado uno de ellos lanza un largo suspiro desesperanzado.
Al rato, el que estaba al lado, emite un suspiro igual de desolación.
Alterado y nervioso el tercero se para, mira nervioso hacia todos lados y les dice preocupado:
- Por favor muchachos, ¡no hablemos de política en público!
Saturday, July 12, 2008
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment